CCOO y UGT presionan a la Administración para que modifique el título y la estructura del documento final que se enviará para alegaciones la próxima semana.
En el día de ayer, CSIF daba a conocer en exclusiva un borrador del Protocolo por el que se establece la reincorporación de los empleados públicos al trabajo presencial y las medidas de prevención frente al COVID-19.
El protocolo al que tuvo acceso CSIF se trata, efectivamente, de un documento interno en el que aún está trabajando la Administración. Y por tal motivo, como borrador lo publicamos. El texto definitivo será enviado a los sindicatos la próxima semana para formular alegaciones, tal y como así lo exigió CSIF el pasado 23 de abril. Extremo, este último, confirmado por el Director de Función Pública a esta organización a los pocos minutos de publicarse el borrador en el Herald Toupeiras.
No es la primera vez, ni será la última, en la que CSIF, gracias a su seriedad y, sobre todo, a su absoluta discreción y confidencialidad en el tratamiento de sus fuentes, tenga acceso a determinados documentos que afectan a las condiciones laborales de los trabajadores antes de que estos sean públicos. Unas veces podrán ser publicados y otras no.
Y ello es debido a la confianza que generamos en nuestras fuentes de información.
Hasta aquí todo normal.
Sin embargo, lo que ya no entra dentro de la normalidad es la reacción de CCOO y UGT (CCOGT) ante nuestra exclusiva.
Analicemos esta reacción:
Dichos sindicatos, una vez tuvieron conocimiento de la publicación en el Herald Toupeiras de la exclusiva, entraron en una visceral cólera. No podían consentir ni entender que ellos no hubiesen tenido acceso al Protocolo; no se explicaban que ellos no hubieran sido los receptores de la filtración.
Y todo por un problema de mala costumbre y praxis sindical generada en el ámbito de la Función Pública en los últimos años.
CCOGT o, dicho de otra forma, CCOO y UGT son, por antonomasia, los sindicatos amarillos de la Función Pública gallega. Desde los últimos tiempos están acostumbrados a que Función Pública negocie con ellos, a puerta cerrada y en la sombra, los múltiples acuerdos perjudiciales para los empleados públicos.
La nefasta carrera profesional, las pírricas ofertas de promoción interna de funcionarios, la supresión del concurso de traslados del personal laboral; y la funcionarización sin posibilidad de promoción interna ni estabilización previa, son ejemplos de los pésimos acuerdos para el conjunto de los trabajadores negociados por Función Pública en exclusiva con CCOO y UGT.
Acuerdos todos ellos que se diseñaron en comandita entre CCOGT y Función Pública a espaldas de los trabajadores y de las restantes organizaciones sindicales. Siempre y casualmente en periodos vacacionales.
Sólo y únicamente cuando dichos acuerdos estaban ya consensuados con CCOO y UGT, Función Pública lo facilitaba al resto de los sindicatos, pero ya «cocinado» y a sabiendas de que iban a ser rechazados por éstos debido a su lesividad para el conjunto de los trabajadores.
Como consecuencia y en compensación a esas negociaciones oscuras entre la coalición CCOGT y Función Pública, los “negociadores” de ambos sindicatos fueron recompensados con ventajas personales, tanto económicas como laborales. Eso sí, a cambio de vender al conjunto de los empleados públicos.
No entra dentro de la normalidad que, en una reacción de pueril pataleo, CCOGT emita un comunicado en el día de ayer desacreditando a CSIF y acusándole de publicar un documento falso con fines “espurios”. Pues el único fin de CSIF fue dar a conocer un documento que tendrá una gran afectación entre los empleados públicos y en el que se abordan cuestiones relacionadas con su salud y seguridad laboral. Nada más y nada menos.
Tampoco entra dentro de la normalidad la presión ejercida ante la Administración por CCOO y UGT para que el Protocolo que se envíe la próxima semana a los sindicatos sufra cambios en su título y estructura, para así tratar de evidenciar que el borrador publicado por CSIF era falso.
Que el documento publicado ayer por CSIF va a sufrir cambios en su contenido, lo sabemos. Por eso se llama borrador. Que puedan incorporar algunas alegaciones que se formulen por los sindicatos, lo deseamos. Y que, posiblemente, la Administración le cambie el título y la estructura al documento final como consecuencia del berrinche de CCOO y UGT, resultaría cómico pero pondría en evidencia no sólo a estos dos sindicatos, sino también a la propia Administración.
Concluyendo:
CSIF sí publica informaciones exclusivas cuando tiene acceso a ellas y es autorizado por las fuentes que se las proporcionan.
CSIF nunca revelará sus fuentes de información, por más presiones que reciba para ello.
CSIF no tiene la culpa de que nuestras fuentes confíen en nosotros y que no lo hagan en CCOO ni en UGT.
Algunas de las exclusivas publicadas por CSIF son filtradas por delegados de CCOO y UGT. Y esto lo hacemos público ahora a petición expresa de estas mismas fuentes, indignadas con el comunicado de ayer de CCOGT.
Y, lo más importante, CSIF nunca venderá a los trabajadores alcanzando acuerdos con la Administración a cambio de prebendas laborales y/o económicos para los negociadores.